Los dulces navideños que incorporan fruta confitada son un imprescindible cada Navidad. ¡Y prácticamente en cada país de tradición cristiana contamos con uno…!
El origen de esta costumbre navideña es remoto, y viene de la época romana, cuando en las fiestas paganas en honor a Saturno se degustaba una torta hecha a base de miel con un relleno de frutos secos, dátiles e higos. Con la imposición del Cristianismo, las fiestas desaparecieron pero algunas costumbres gastronómicas perduraron. Ya entonces se introducía un haba dentro como símbolo de prosperidad, y tanto la costumbre de tomar dulce con fruta confitada como la de introducir el haba en la masa perduró en Francia entre la realeza y la aristocracia en el célebreGallete des Rois.
En el siglo XVIII, un cocinero en Versalles decide halagar al pequeño Luis XV introduciendo en el pastel de Reyes una moneda de oro. A partir de entonces, la moneda de oro desplaza al haba en las preferencias de los comensales, y el tradicional dulce llega, como tantas otras costumbres francesas, a España y Portugal. (Por cierto que en nuestro país desde entonces también se utiliza la expresión “Tonto del haba” o “tontolaba” como insulto ) Pero el reinado de la moneda dentro de los dulces de Navidad no duró mucho, y ésta se fue cambiando por otras fruslerías, como las figuritas de porcelana…
¿Cuál es el fin de la fruta confitada en estas preparaciones tradicionales? Sin duda, siempre el mismo: la fruta confitada aporta colorido y un extra de aroma y sabor a los dulces navideños. Lo que no es común a todos estos bollos tradicionales es la disposición de la fruta escarchada: unas veces viste de colores el exterior del dulce, llamando la atención en el escaparate de la pastelería o en la mesa donde se sirve; en otros dulces navideños, la fruta confitada parece esconderse en el relleno y sólo es visible al cortar una porción. ¡Eso sí que es una sorpresa!
Muchos de estos pasteles navideños siguen tomándose para conmemorar el Día de Reyes o Epifanía (Adoración de Jesús por los Reyes Magos), aunque en otros países se degustan en Año Nuevo. Pero es tal el éxito de esta costumbre que desde mediados de noviembre y durante todo el mes de enero es posible encontrar este dulce navideño en las pastelerías y supermercados. ¡Un auténtico superventas!