¿De qué manera surge tu interés como analista política?Mi interés en ser analista política nació producto de mi amor por la historia. Siempre he tenido una fascinación por ese campo y, de hecho, pensé en estudiarlo como carrera, aunque al final me incliné por la Comunicación y luego Política Latinoamericana. Creo que es crucial entender los precedentes, acciones y decisiones que nos han llevado a lo que somos hoy día, y ser analista política pienso que en parte es evaluar los eventos a medida que se van dando, e incluso antes de que se puedan ver sus resultados. Posteriormente se puede mirar hacia atrás y quizás cambiar de parecer si surge nueva información que así lo requiera, pero creo que ambas miradas son sumamente valiosas y brindan perspectivas distintas. Adicionalmente, tengo un gran interés por hacer la información accesible a quienes no tienen gran interés en la política. Al final del día la política nos afecta a todos, estemos o no involucrados en prestarle atención.
¿Por qué crees que en Panamá en los últimos años los jóvenes se han interesado por puestos de elección?
Creo que en parte se debe a no sentirnos representados por quienes toman las decisiones que afectan nuestro diario vivir y el hecho de que muchos ven su prospecto de vida más limitado que el que tuvieron sus padres. Si bien mi generación vive con el estereotipo de que somos unos acomodados que no queremos trabajar duro, la verdad es que las circunstancias históricas que nos ha tocado vivir han implicado una gran falta de oportunidades que ha dejado a muchos estancados. El alto índice de desempleo juvenil a pesar de años de preparación y la incapacidad de tener acceso a algo tan básico como una vivienda que no sea una caja de fósforos a varias horas en tráfico de la ciudad me parece que son algunos factores que han destapado la llama de buscar algo distinto, sea a través de la protesta o de un puesto de elección.
Para la egresada la periodista egresada de Villanova University y una Maestría en Política Latinoamericana en University College London “la digitalización ha dado herramientas al nuevo periodismo de datos que nos da ese click de recolectar grandes cantidades de información de manera más sencilla y con mayor orden”. A lo que no pasa por alto “al mismo tiempo, elimina barreras para la colaboración entre colegas de diversos países, como en el caso de los Panama Papers. Si bien ha representado un reto para los grandes medios tradicionales, ya que enfrentan una nueva competencia por parte de nuevos medios digitales pequeños, veo esto como positivo, ya que se ha democratizado un poco el acceso a la difusión de contenido, abriendo espacio a nuevas voces que en otros tiempos no lo habrían tenido, y brindándole al consumidor de noticias más espacios para decidir qué tipo de contenido quiere consumir”.
¿Debido a qué factores la política se ha ido transformando entre los progresistas y los conservadores?
El periodista Ezra Klein tiene un libro muy interesante sobre la polarización política y cómo nos afecta. Uno de sus argumentos es el perverso sistema de incentivos que ha generado que las voces más extremas y ruidosas sean las que se lleven la cobertura mediática, la atención en las redes sociales y, en el caso de Estados Unidos, el dinero de donantes privados. En ese sentido, creo que las redes sociales, más allá de las oportunidades de conexión que han brindado, también han promovido que sean justo esas voces las que más ruido hacen, ya que las opiniones moderadas no suelen ser tan interesantes ni generan tantos clicks y por ende quedan enterradas entre los gritos. También han distorsionado la realidad por la capacidad de distribuir masivamente fake news. Esto no implica que haya que eliminar las redes sociales. Simplemente pienso que debemos mirar hacia la alfabetización mediática para darle a las personas las herramientas para discernir entre el mar de información y tomar mejores decisiones. Adicionalmente, en el caso de los periodistas, tenemos la obligación de no sucumbir a la tentación de darle tarima desproporcionada a los extremos en busca de la popularidad que estas personas puedan tener entre sus seguidores, sino presentar lo más cercano a la verdad siempre.
¿Cuáles crees que son los principales objetivos de la campaña que está por entrar?
Es un poco difícil tantear a estas alturas cuál será el factor principal que determine el panorama electoral. Las propuestas de gobierno no suelen ser los principales factores que mueven el voto en las elecciones, a mi parecer. Sin embargo, el elemento que creo que puede tener impacto en las elecciones del 2024 es la economía. Los índices de desempleo y de informalidad han golpeado mucho a la población y, si va a haber un área de interés, considero que será esa. Estoy esperanzada en que la reforma de la Caja de Seguro Social esté entre los temas de la campaña y que se discutan posibles soluciones, además de que se cree un compromiso de atenderlo con urgencia. Lamentablemente, no creo que este sea el caso. Espero estar equivocada.
Algo más que agregar.
Una distorsión que siento que tenemos al hablar de política en Panamá es que erróneamente se utiliza el término para hablar de clientelismo, corrupción y otras malas prácticas. Hacer política no tiene nada de malo. Es la manera de ponernos de acuerdo para solucionar los problemas y es una herramienta para que cada uno, sea individualmente o en grupo, empuje la agenda de soluciones que considera mejor. La política y la corrupción no son términos equivalentes. El problema con confundirlos, es que puede alejar a personas con buenas intenciones y ganas de luchar por sus proyectos y deja solos en el campo a quienes han generado los problemas en primer lugar con sus comportamientos y tácticas reprochables. Debemos dejar de vilificar la política. Verdaderos políticos en Panamá son pocos y esa es una de las razones por las que no logramos ponernos de acuerdo para salir adelante.