El periodista Fernando Correa Jolly es una persona que creció en estatura y profesionalismo siempre vinculado a los medios de comunicación social. En su trayectoria ha tenido la oportunidad de entrevistar a diversas figuras, entre ellas destacados políticos del plano nacional e internacional. Correa, quien se considera un hombre de familia, cree que los medios nos permiten “decir lo que piensas con tu conciencia como única barrera”.

Este brillante comunicador social panameño nos permitió escuchar sus inicios de su vida personal y profesional.

Ha trabajado en radio y televisión. ¿Qué nos puede decir de su trayectoria?

La radio ha sido mi vida, allí está mi familia de ambos lados, desde mi abuelo Fernando Jolly, zapador de la radio panameña; mi papá, mi tía Mayín (Correa) y mi hijo Alonso.

Yo empecé a trabajar en radio con 18 años de edad, nos habían cerrado KW Continente y mi papá tenía una emisora de música típica llamada Radio Sonora, allí empecé. Después, en 1989 con la invasión y la vuelta a la democracia reabrimos KW Continente y allí estoy desde entonces, sólo interrumpida cuando me fui a España a hacer mi doctorado en Salamanca.

Varios años después, empecé a hacer una columna diaria en la radio llamada Así Amanece Panamá, de allí un programa semanal llamado Sobre Ruedas, que Atenógenes Rodríguez y Juan Carlos Barreiro escucharon y me ficharon como libretista del personaje “Casimiro” para Debate Abierto.

Cuando Lucy Molinar se va al Ministerio de Educación, en MEDCOM pasan a Álvaro Alvarado para Telemetro y me dan su puesto como presentador de Debate Abierto.

Yo seguía en radio, Agustín De La Guardia y Sabrina Bacal querían que me llevase Sobre Ruedas a Televisión.  De esta idea nace La última Hora que inició en TVN con casi todas las caras que tenía en Radio, el paso siguiente fue a NEX en donde estoy desde hace 9 años, primero con Mucha Noche y ahora en el Noticiero Matutino que lo complementamos con la radio, como siempre.

Gracias a su familia llegó al mundo de los medios de comunicación. ¿Desde qué momento se decidió decantarse por el periodismo?

Creo que, desde siempre, mi sueño de niño siempre fue estudiar historia, cosa que a mi papá no le hacía mucha gracia. Él me dijo que estudiara mercadeo y así lo hice, sin dejar mi vocación a un lado, al final, el periodismo es el primer borrador de la historia, y como en los negocios familiares se debe hacer de todo: desde barrer hasta gerenciar, uno de los puntos más apasionantes en este medio es el de poder decir lo que piensas con tu conciencia como única barrera y eso fue lo que hice casi desde siempre, aunque con mayor intensidad desde agosto del 2000.

Ha realizado muchas entrevistas. ¿Con cuál se queda de todas?

Si, la verdad es que han sido muchas y a lo largo del tiempo han sido diversas, imagínate desde entrevistar a uno de los que fusiló al Che Guevara y años después a la hija del Che. A Gabriel García Márquez, a Mario Vargas Llosa, a varios expresidentes como Adolfo Suárez o José María Aznar de España; a Jorge Serrano Elías y Alejandro Giammattei de Guatemala; a Tony Saca y Mauricio Funes de El Salvador; a Ricardo Maduro de Honduras; a Óscar Arias Sánchez de Costa Rica; a Jorge Quiroga y Jorge Mesa de Bolivia, a Jamil Mauad y Abdalá Bucaram de Ecuador; y por supuesto, a todos los presidentes panameños.

Además, uno va conociendo gente, desde verdaderos héroes ante adversidades, como a uno de los sobrevivientes de la tragedia de Los Andes, hasta personas de lo más perversa como un exmiembro de las SS.

Y es que los medios son eso, conocer a tanta gente. A muchas de esas personas a ayudarlas a resolver problemas que parecen tan simples, pero que para ellos son tan vitales. Creo que muy pocas profesiones te dan esa satisfacción del deber cumplido y del ayudar como el periodismo.

¿Alguna anécdota que destaque en su andar periodístico?

Una de mis grandes anécdotas del periodismo fue cuando me llamó mi amigo Enrique Illueca para decirme: “Te llamo porque una de las últimas voluntades de mi padre, el expresidente Jorge Illueca, fue que tú dieras la primicia de su muerte y acaba de morir”.

Tiene una relación con sus hijos. ¿Qué es lo que más disfruta con ellos?

Pues todo, desde conversar, jugar béisbol o golf, oírlos hablar, verlos dormir, caminar por cualquier sitio, charlar en una comida.

Nunca fui muy muchachero como dicen aquí, pero cuando nacieron mis dos hijos, eso fue una especie de epifanía. Si dicen que uno no quiere a los hijos por igual, con estos dos creo que los he querido de todas las formas posibles. Realmente si mi única función en la vida fuese convertirlos en personas de bien, felices, orgullosos de su familia y su país, me daría por servido si al final de mi paso por este mundo, lograse alcanzar estas metas.

¿Cuál es su opinión sobre la transformación por la que está pasando los medios de comunicación debido al impacto de la globalización?

Mi abuelo Fernando se graduó de ingeniero eléctrico en la Universidad de Chicago por allá en los años 20. Él no sólo fue pionero de la radiodifusión en Panamá, sino también de la radioafición. Estudiar ingeniería eléctrica en los años 20 era como estudiar nanotecnología en la actualidad.

Él le pronosticaba a la gente, en esa época, que las radionovelas algún día iban a poder verse. Lo que quiero decir con esto es que la innovación es parte de los medios.

Mi padre montó una radio sin recursos, pero con talento. De la AM pasamos a la FM y de allí a las redes sociales. La tecnología podrá hacer más accesible al medio, pero sin talento, no hay medio.

La Máxima de (Marshall) McLuhan que señala que el medio es el mensaje, es universal para redes, periódicos, televisión o radio. La competencia será más compleja, pero al final desde Guttemberg a internet, los clásicos siempre serán los clásicos porque el usuario de medios está ávido de recibir buena información o entretenimiento. Aunque exista mucha tecnología, si no es agradable, no funciona.

¿Sus libros y autores favoritos?

Mi pasión por la lectura es algo que le debo a mi mamá. Una pasión que me hace convivir en casa con más de 7.500 libros, el tema de la Segunda Guerra Mundial es el dominante.

Con los autores contemporáneos, del tema que está publicando verdaderas joyas, creo que Vasily Grossman es mi autor favorito, para mi Vida y Destino es la novela más impactante que he leído en mi vida. Aunque toda su obra es maravillosa, así como la de Antonio Escohotado, un hombre superintersante de leer. Paul Johnson también es uno de mis autores favoritos.

Pero, si yo tuviera que recomendar algún libro por el Quijote, allí está todo el universo, el hombre, su mundo, las leyes, la esclavitud, la libertad, el amor, la locura, la cordura… o la supuesta cordura. Me quedo con aquella parte del último capítulo cuando Alonso está en cama recuperado de su locura, ya al borde de la muerte, y Sancho, con una ternura, como parte de una amistad entrañable pocas veces plasmada, le pide: “no se muera vuestra merced señor mío, tome mi consejo y viva muchos años, porque la mayor locura que puede hacer un hombre es dejarse morir sin más ni más, sin que nadie le mate u otras manos le acaben que la de la melancolía”, siempre he pensado que en mi entierro debe leerse este pasaje.

¿Qué han representado sus padres?

Yo soy un espécimen digno del diván del Dr. Freud porque no sólo sufrí del síndrome de Edipo, sino que debo ser el único varón que sufre del síndrome de Elektra. Uno debe estar claro que buenos hijos, siempre serán buenos padres, al final, el ser humanos es un animal gregario que sigue a su manada, y mi manada siempre tuvo buenos líderes que seguir.

Mi mamá creo que nos dejó muy pronto, pero aún sigo teniéndola muy presente en casi todo lo que hago y de mi papá no sólo es mi jefe, sino mi amigo, mi consejero, mi editor y mi principal crítico. Es un hombre del renacimiento que nunca para de pensar y de inventar cosas. Yo siempre me he considerado un hombre afortunado porque tengo unos padres, unos hermanos y unos hijos maravillosos. Al final, todo se basó en la buena educación y ejemplos que tuvimos y tenemos en casa.