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ENFERMEDAD CEREBROVASCULAR, SECUELAS Y REHABILITACIÓN

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La enfermedad cerebrovascular (ECV) o derrame cerebral como comúnmente se conoce,  se caracteriza por un conjunto de signos y síntomas neurológicos que varían de acuerdo al área del cerebro que haya sido afectada, los cuales pueden provocar discapacidad permanente e incluso la muerte.

Según la Organización mundial de la Salud (OMS) cada año, casi 800, 000 personas presentan un evento cerebrovascular, más de 140, 000 mueren y muchos sobrevivientes quedan con discapacidad. Esta lesión cerebral es la primera causa de discapacidad en adultos a nivel mundial. La incidencia promedio mundial es de 200 casos por cada 100,000 habitantes cada año, y una prevalencia de 600 casos por cada 100,000 habitantes.  En Panamá, según el Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC) en 2018, la enfermedad cerebrovascular representa el 8.5% de las causas de defunciones en Panamá y de acuerdo a grupo de edad en personas de 65 años o más representa el 11.6%.

Existen 3 tipos de ECV – isquémico, hemorrágico y transitorio. El ECV isquémico representa el tipo más frecuente (70-80% de los casos).

La causa es una interrupción del flujo sanguíneo en un vaso cerebral y produce una obstrucción mediante vasoespasmo cerebral, quistes, tumores, trombos (formación de un coágulo en las arterias que irrigan el cerebro) o émbolos (coágulo formado en otra parte del cuerpo y que se desprende hasta llegar al cerebro, donde causa la obstrucción). Las últimas dos alteraciones están favorecidas por el proceso de aterosclerosis (placas de colesterol) y son las más frecuentes. El ECV hemorrágico es consecuencia de la ruptura de un vaso sanguíneo encefálico. Y la tasa de mortalidad es mayor que el ECV isquémico.

Las causas más frecuentes de hemorragia cerebral son la hipertensión arterial y los aneurismas cerebrales. El de tipo transitorio sucede cuando la irrigación sanguínea al cerebro es bloqueada por poco tiempo por lo tanto el daño de las células cerebrales no es permanente, pero si coloca al paciente en mayor riesgo de sufrir una enfermedad cerebrovascular a posteriori.

Para disminuir el riesgo de este tipo de afecciones debemos concientizar a nuestros pacientes sobre los factores de riesgo modificables: (presión arterial, colesterol, estrés, tabaquismo, glucemia, entre otros) y que realicen los cambios pertinentes en su estilo de vida para que los mantengan controlados. Reconocer los síntomas de un accidente cerebrovascular es importante para recurrir a la instalación de salud más cercana lo antes posible.

Estos síntomas incluyen debilidad o entumecimiento de la cara, brazo o pierna (por lo general en un lado del cuerpo), confusión, dificultad para hablar o entender el lenguaje y para ver con uno o ambos ojos, mareos y problemas para caminar, el tratamiento rápido y oportuno ayudar a minimizar las secuelas que pueda desencadenar dicha patología.

Las personas que han sufrido una anomalía cerebrovascular, requieren un tratamiento adecuado para disminuir el riesgo de muerte, complicaciones y mitigar las secuelas que pueda provocar.  Una vez estabilizado al paciente, se debe iniciar un proceso de fisioterapia o rehabilitación, parte fundamental del tratamiento para restaurar la funcionalidad y mejorar la calidad de vida.

La minimización de secuelas de estos pacientes dependerá de las condiciones funcionales previas, la extensión de la lesión y el tiempo transcurrido después del evento. Actualmente en Panamá existe una brecha de tiempo importante entre la hospitalización o evaluación inicial y el inicio o la continuidad de las intervenciones en rehabilitación de manera ambulatoria. Se debe incentivar el inicio de un programa de rehabilitación coordinado por el medico Fisiatra desde su estancia intrahospitalaria y la continuidad, de preferencia intensiva, después del alta hospitalaria.   Es necesario crear estrategias de rehabilitación que incluyen educar al paciente y a su familia sobre el apoyo y las actividades que pueden realizar en casa para lograr una mayor estimulación funcional, autonomía y posibilidad de reintegro laboral, social o recreacional. La falta de intervenciones oportunas en rehabilitación de una persona después de un ECV puede ser perjudicial para la persona y su familia siendo las secuelas permanentes la dependencia y disminución en la calidad de vida.

 

Referencias

  1. Moreno-Zambrano D, Santamaria D, Ludeña C, et al. Enfermedad Cerebrovascular en el Ecuador: Análisis de los Últimos 25 Años de Mortalidad, Realidad Actual y Recomendaciones. Rev. Ecuat. Neurol. Vol. 25, No 1-3, 2016
  2. Arias Cuadrado A. Rehabilitación del ACV: evaluación, pronóstico y tratamiento. Galicia Clin 2009; 70 (3): 25-40

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