Gastroenterólogo – Endoscopista Digestivo
InternistaCuando se escucha la palabra “hepatitis” en muchas ocasiones se tiende a pensar exclusivamente en una enfermedad que ataca al hígado producida por un virus y ocasiona que la persona tenga malestares generales y “se ponga amarilla”.
Este término médico muy ampliamente utilizado, denota que existe en el paciente una elevación de las enzimas del hígado y que en algunas ocasiones esta subida de dichas enzimas se puede acompañar con la elevación de las bilirrubinas (como la pegajosa canción de Juan Luis Guerra) y otras proteínas hepáticas que no mencionaré para poder simplificar la información.
Dentro de las enzimas hepáticas que más se envían en los análisis sanguíneos está la aspartato aminotransferasa (AST) y la alanino aminotransferasa (ALT). Aclaro que no son las únicas: existen otras, pero no ahondaré en ellas. Existen muchos escenarios en los cuales estas pruebas se ordenan. El más desafiante es cuando la persona tiene una elevación en estas enzimas, no tiene síntoma alguno y se realizó estos análisis como un clásico “chequeo general”.
Las causas de elevación de las enzimas hepáticas son innumerables, pero es necesario mencionar algunas de ellas:
1. Causas infecciosas: las más frecuentes son las hepatitis virales (hepatitis A, hepatitis B y hepatitis C). Existe también el virus de hepatitis D y hepatitis E, menos frecuentes en nuestro país.
2. Hepatitis no alcohólica relacionado a hígado graso. Es más frecuente encontrar esta entidad en pacientes con diabetes mellitus, obesidad, alteraciones en el metabolismo del colesterol e hipertensión arterial.
3. Hepatitis alcohólica. Es un tema del cual poco se le habla a la población y hay un profundo desconocimiento. Una persona que consuma más de 20 gramos diarios de alcohol si es mujer o más de 30 gramos de alcohol diarios si es varón tiene mayor riesgo de hepatitis por alcohol. Si este consumo se perpetúa hay posibilidad de desarrollar cirrosis hepática (la probabilidad aumenta si la persona toma sin moderación y no asiste a sus controles de salud respectivos).
4. Enfermedades autoinmunes (el sistema inmunológico ataca al hígado como si fuera un ente extraño). Tienden a presentarse con más frecuencia en mujeres y pueden asociarse a otras enfermedades como por ejemplo el lupus.
5. Desórdenes metabólicos como acumulación de hierro en el cuerpo (hemocromatosis) o acumulación de cobre (enfermedad de Wilson).
6. Por fármacos o medicamentos. La lista de medicinas que pueden causar aumento de las enzimas hepáticas es extensa. Sin embargo, el médico prescriptor debe conocer qué medicamentos frecuentemente causan este efecto secundario y estar monitoreando los niveles de enzimas para ajustar o suspender el tratamiento si está indicado. A modo de ejemplo cito los medicamentos que mis colegas dermatólogos utilizan para el tratamiento del acné, los cuales tienen el riesgo potencial de elevar las enzimas del hígado. Por ello es que frecuentemente dichos pacientes se realizan estas pruebas y según estos resultados se ajusta la dosis ordenada. Si hay un buen monitoreo las probabilidades de una complicación a consecuencia de este tratamiento es muy baja y el acné se puede seguir tratando sin problema.
7. La hepatitis por hierbas o productos naturistas. Hay más desconocimiento de este tema en la población pero mucha evidencia científica. Las razones por las cuales el hígado puede afectarse por la hepatitis por hierbas o remedios naturistas son: la falta de información de la dosis por parte del fabricante (una cucharadita de x producto puede tener un principio activo más concentrado de lo que se supone debiese tener), el exceso de su consumo, ingesta de varias hierbas de forma simultánea o reacciones del cuerpo que no tienen relación con la dosis o una reacción alérgica (conocido el término en medicina como reacción idiosincrática).
8. Otras causas (suplementos deportivos, esteroides anabólicos, hepatitis por shock severo, etc.)
Además del extenso interrogatorio para descartar todas las posibles causas, el médico que evalúa los casos de hepatitis debe tener en cuenta el valor máximo en los cuales se elevan estas (si por ejemplo supera arriba del nivel de 1000 unidades por litro), si hay elevación de las bilirrubinas, si existe elevación de las demás enzimas del hígado que no he mencionado en este artículo, y lo más importante: que el paciente no presente signos de falla hepática. Generalmente en este último punto se debe tener en cuenta que el paciente adquiere una coloración amarillenta (ictericia) y puede presentar cuadros de alteración en el comportamiento (desorientación, letargo o estupor en los casos más severos). El tratamiento en estos casos de fallo hepático es el trasplante hepático urgente.
Por todo lo anteriormente descrito es necesario que ante los casos de una hepatitis la persona acuda formalmente a una cita médica, sea interrogada, examinada y se le ofrezca un seguimiento estrecho el cual involucra en varias ocasiones el envío de análisis de laboratorios para ir descartando las causas más frecuentes.
En conclusión, todo caso de hepatitis debe ser investigado de forma minuciosa para evitar confusiones.
Acuda a su médico más cercano a tiempo.
Bibliografía
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