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Dádivas Sociales para el Ejército Civil de los Excluidos

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Desde un punto de vista crítico, estos programas han servido como mecanismo de Clientelismo Político, en búsqueda de hacer crecer la popularidad de candidatos y/o partido.

Hace unos años atrás escribía yo sobre el descalce que había en el fondo y la forma en lo referente a los subsidios a las familias en grado de vulnerabilidad social de extrema pobreza; y debatía en ese momento, que el mecanismo de los programas de trasferencias monetarias a esos sectores, tienden a crear una peligrosa cultura de dependencia que aleja a la persona de la responsabilidad individual de proveerse de su propio sustento, y convertirlos en una especie de “Lumpen Proletariado” por la subordinación a las Dádivas Sociales del Estado.

Esta necesidad de tratar de ajustar las Pérdidas Sociales producto a veces de una mala planificación de las Políticas Públicas, que no logran impactar a todos los niveles socioeconómicos del país, sólo sirven para reducir el indicador de extrema pobreza cuando se calcula el ingreso mínimo diario de éste sector social.

Luego entonces se pretende seguir ajustando, mediante un prolongado programa de trasferencias económicas que año a año sigue creciendo, por un lado, en cantidad de individuos que se denomina ahora como “El Ejército Civil de los Excluidos”; y por otro, en una escalada progresiva de crecimiento en su monto asignado.

Todo ello, se puede estar generando por una pobre o nula evaluación técnica del impacto de los programas que están destinados a la redistribución del ingreso, como a los dirigidos a familias en situación de pobreza o pobreza extrema. Que buscan mejorar tácitamente la repartición de los panes o frutos del crecimiento económico.

Perdiéndose el verdadero carácter de la visión de responsabilidad social, que debe buscar reducir la brecha cada vez mayor entre las políticas públicas y el bienestar con equidad social, y cuya misión es el destierro de la extrema pobreza.

Es que, al parecer desde un punto de vista crítico, estos programas han servido como mecanismo de Clientelismo Político, en búsqueda de hacer crecer la popularidad de candidatos y/o partido.

Entendiendo entonces que el Estado está obligado a mantener a la Legión Famélica de los Excluidos por medio de bonos de la mal entendida Caridad Estatal, llevándolos cada 5 años al matadero electoral, para obtener su voto condicionado al “status cuo” de la lista de los beneficiados de éstos programas.

Dejando de lado la creación de nuevos programas que puedan tener mayor efectividad sobre la creación de condiciones macroeconómicas sustentables que le permitan a nuestro ciudadano, no un puesto transitorio de 5 años en la planilla Estatal, sino la capacidad de crear su propio emprendimiento o un empleo estable dentro del engranaje de la empresa privada.

Ahora bien, se entiende que el Estado tiene el deber y la obligación de invertir en los casos de aquellos ciudadanos que, por razones de discapacidad física, necesitan recibir una atención en rehabilitación contextualizado en un concepto integrador de inclusión a través de las actuaciones sociales dirigido a garantizar la igualdad de oportunidades, en el contexto social y dando prioridad al desarrollo personal y la aparición de nuevos escenarios de desarrollo.

Y, por otro lado, el de proveer a los grupos humanos que, por diversas condiciones socioeconómicas y culturales, se han convertido hoy día en parias de la tierra, brindándoles programas que les permitan la inclusión al desarrollo económico del país, velando por proveer mecanismos de integración con el componente de corresponsabilidad que nos permitan medir y evaluar efectivamente el cambio que generan éstos programas.

Mejorando las condiciones de la calidad de vida, no sólo de salud, vivienda y educación, sino también integración a un mundo cambiante y altamente competitivo.

Permitiéndoles mantener su cultura y costumbres, siempre que éstas no riñan en contra de ellos mismos, de su posibilidad de desarrollo y del gasto de inversión social que en ellos se está enfocando.

Los programas deben buscar como norte, la autosuficiencia de cada individuo en el corto, mediano y largo plazo entendiéndose que la educación es el medio más eficaz para lograr salir de la pobreza y romper el ciclo o círculo que los mantienen estancados.

Es un proceso de largo plazo (la Educación), que requiere esfuerzo, constancia y tenacidad para poder que los individuos puedan disfrutar un futuro productivo, que les permitan alcanzar niveles de vida más cónsonos con el desarrollo humano que cada vez es más acelerado y complejo en lo concerniente al crecimiento socioeconómico de la sociedad.

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